jueves, 11 de abril de 2013


    Me sorprende lo que puedo llegar a observar en la vida cotidiana, para que la vista no se aburra de el mismo paisaje de todos los días. Cuando lo cotidiano asecha aburre las situaciones mas importantes de tu día. ¿Porque no, mejor, mirar para afuera de la ventanilla, y observar lo mínimo, relacionando lo urbano con la naturaleza?. Cada pequeñes insignificante, que diferencian todos tus días  como la avioneta que pasa por encima de la avenida, o las nubes que forman en la imaginación humo de un tren yendo al infinito, no pierdas el tren subí, no olvides la hilera de palomas que se asoman en las construcciones, descansando su plumaje, el perro que lento camina, y de repente dio un salto y ladro al pájaro que reposaba en la reja de la plaza, el mar chocando con la costa, y las mini olas que se hacen en el mar, y se pierden en el pequeño oleaje cercano a las rocas, las algas que se ven lejos, y las que se ven amontonadas en un solo lugar, el árbol que bailaba con el viento y cambiaba de posición en cada movimiento. El hombre que se sienta a tu lado, y te charla simpaticamente, o el que se sienta al leer el diario y lentamente su cabeza cae durmiéndose  llenándose de sueño. La velocidad que toman los vehículos, y el movimiento que te marea de las ruedas.
   E infinidades de situaciones, en la vida cotidiana. ¿Porque fijarme en algo que veo todos los días  aburriendo mis mañanas, tardes, y noches?, estancarme en la rutina, encerrándome en mi mundo con los auriculares. Si el mundo tiene miles de vistas para enriquecer mi animo y mis días. La naturaleza abunda en las metrópolis oscuras, pavimentadas. Solamente, abrí los ojos, y velo por si mismo.

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