Sus labios color rojo, resaltaban por las calles que caían a su paso. Era tan esplendida que todo ser que rosaba el aire que ella respiraba, vuelta se daban para verla desfilar. Con la frente en alto, moviendo la brisa su cabello, sonreía con lo justo, sin demostrar mucho, se manejaba sola en su vida.
Hacia lo que debía, estudiaba lo justo, salia si tenia que hacerlo precisamente por algo en especial, o importante. Con poca frecuencia giraba su cabeza para re ver a alguien que le parecía importante, pero sin darle mucho preámbulo seguía en su camino sin que nada la detuviera. Ella era maravilla, cosmos de un mundo alejado, no era normal, era piedra preciosa. No jugaba con nadie. Nadie jugaba con ella. Su culto nocturno, un libro de 1000 paginas. Sus mañanas, aroma a granos de café recién triturados.
Ella no creí en amor, y en su vida aceptaba a muy poca gente como allegadas amistades, no confiaba en el mundo, ni en sus seres habitantes. Creía en el karma, y en las vueltas de la vida. Veía mucha mas allá de lo que el mundo lo hacia. Era mujer de otro mundo. Cuanto mas la deseaban mas se alejaba. Mientras mas la buscaban mas escondida estaba. Mientras mas la ignoraban, ella... mas se interesaba.
Su interés por las personas que ignoraban su presencia la hacían re gozar de entusiasmo por saber mas de aquellas personas. Y no eran muchas. Jamas busco lo fácil. Le gustaba pelear por lo que deseaba, lo hacia un juego en su vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario